Actualmente, la Comisión Europea está investigando posibles subvenciones a los fabricantes chinos de vehículos eléctricos (VE), lo que ha llevado a China a amenazar con un arancel del 25% a los coches europeos como represalia.
Aunque ninguna de estas acciones está confirmada todavía, ya que su aplicación se determinará en junio, podría perjudicar a Alemania y Eslovaquia.
¿Por qué específicamente para estos dos países?
Principalmente porque, según Bloomberg, las acciones de fabricantes locales de automóviles como Volkswagen Group, Mercedes-Benz Group AG y BMW AG cayeron más de un dos por ciento en las primeras operaciones de este año.
Por ello, la Asociación Eslovaca del Vehículo Eléctrico (SEVA) expresa su descontento con las posibles medidas que podría tomar Ursula von der Leyen, afirmando que «las medidas antisubvenciones no abordarían la competitividad de la industria automovilística europea frente a los nuevos fabricantes de automóviles chinos.»
«Además, los fabricantes de automóviles europeos podrían perder el mercado chino, el mayor del mundo, en una posible guerra comercial», continúan en su post de LinkedIn.
Los automóviles suponen más del 40% de las exportaciones de Eslovaquia y emplean indirectamente a más de 250.000 personas, el 10% de los ciudadanos.
De hecho, en 2023, Eslovaquia exportó 2.360 millones de euros al «país del dragón», según Patrik Krizansky, director de la asociación.
En consecuencia, Krizansky declara públicamente: «En las discusiones sobre la imposición de aranceles a las importaciones de coches eléctricos asiáticos, nosotros, como país, debemos ponernos del lado de quienes rechazan tales intervenciones en la economía».
Por ello, aclara el acuerdo común con los ejecutivos alemanes: «El canciller alemán Scholz y el primer ministro sueco Kristersson se han pronunciado recientemente en contra de la introducción del objetivo».
Asimismo, estas tarifas también son rechazadas por la Asociación Alemana de la Industria del Automóvil (VDA), así como por los responsables de BMW y Mercedes-Benz.
Además, sugiere que, para que la región del Danubio siga siendo una potencia automovilística, es esencial apoyar la transformación de la industria y de toda la cadena de subcontratación local hacia la electromovilidad.
Esto permitirá mantener el liderazgo incluso después de la eliminación gradual de la producción de motores de combustión.
Por otro lado, en el caso de Alemania, Hildegard Mueller, presidenta de la VDA, indica: «China es un mercado importante para los fabricantes alemanes de automóviles, cuyos ingresos contribuyen a financiar la transformación ecológica del país».
Y prosigue: «Las medidas antisubvenciones iniciadas por la UE no resolverán los retos a los que se enfrenta la industria automovilística alemana y europea».
Además, el posible conflicto comercial desatado por la investigación podría poner en peligro puestos de trabajo en Alemania, que dependen de los negocios con el gigante asiático,
Es evidente que las tensiones comerciales entre ambas regiones han aumentado significativamente tras el anuncio de la investigación sobre los VE.
Recientemente, los líderes europeos Emmanuel Macron y Ursula von der Leyen se reunieron en París con Xi Jinping, presidente de la República Popular China, en un intento de aliviar las tensiones.
Sin embargo, la visita del presidente al continente vecino parece haber servido de poco para reducir estas tensiones.
Xi trató de persuadir al bloque europeo de que no siguiera los pasos del Tío Sam, que ha lanzado una amplia serie de acusaciones contra las importaciones chinas.
Esto ha suscitado preocupación en Pekín, donde temen que los aliados de EE.UU. puedan tomar medidas similares.
Sin embargo, es innegable que, en el contexto de la creciente preocupación mundial por las exportaciones chinas, la industria de los vehículos eléctricos está sometida a un escrutinio particular.
China no sólo lidera la producción de coches eléctricos, sino que también domina gran parte de la cadena de suministro de baterías.
Enfrentados a una guerra de precios y a una economía en desaceleración, los fabricantes de automóviles chinos buscan expandirse internacionalmente.
Cabe señalar que el año pasado exportaron 1,55 millones de vehículos eléctricos, de los que aproximadamente el 40 % se enviaron a Europa.