En un momento clave para la aceleración de la movilidad eléctrica y ACOMOVES decidió hacer una pregunta tan urgente como estratégica: ¿Quiénes están comprando vehículos eléctricos e híbridos en Colombia y por qué?
“Queremos entender cómo piensan los usuarios, qué motiva la compra de estos vehículos, qué barreras perciben y cómo podemos acompañar ese proceso con políticas públicas y alianzas estratégicas”, comenta Juan Esteban Martínez Ruiz, presidente de la Asociación, en diálogo con Mobility Portal Latinoamérica.
La encuesta, disponible en línea, está dirigida a usuarios de vehículos eléctricos e híbridos en todo el país, es anónima y toma solo cinco minutos.

Juan Esteban Martínez Ruiz, presidente de ACOMOVES.
La intención es obtener una fotografía precisa del ecosistema actual: desde los factores que impulsan la transición —como el ahorro en combustible y operativo— hasta los mitos, temores y limitaciones que aún desalientan a una parte significativa del mercado.
Además, en la encuesta planteada por la asociación uno de los aspectos por los cuales se consulta es la conformidad en tanto a políticas públicas, incentivos fiscales, no fiscales, regulación a la oferta, beneficios para la industria y rol del Gobierno y transporte público eléctrico.
ACOMOVES entiende que el camino hacia una movilidad cero emisiones, no solo depende de decisiones técnicas o empresariales, sino de una ciudadanía informada, involucrada y escuchada.
Barreras, percepciones y dilemas
Uno de los grandes aportes de la iniciativa será, según Martínez Ruiz, poner en evidencia las razones detrás de la lenta expansión del parque vehicular cero emisiones.
“Vamos creciendo, pero muy lento. La gente quiere, pero hay muchas barreras que abordar. Hay mitos sobre la tecnología, incertidumbre sobre la autonomía, preocupación por la disponibilidad de repuestos y falta de confianza técnica”, indica el presidente de ACOMOVES.
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Uno de las principales limitantes sigue siendo la red de infraestructura de carga. Aunque Colombia posee una matriz energética limpia —más del 70% de la energía proviene de fuentes renovables—, la expansión de puntos de carga no acompaña el ritmo necesario.
“Hay ciudades que no tienen cobertura suficiente, pero el problema se agudiza en las carreteras, lo que es crítico en un país con alto índice de turismo por vía terrestre”, explica Martínez Ruiz.
La salida a este “cuello de botella” quedó saldada en la conversación “del huevo y la gallina”: Está claro que deben multiplicarse los puntos de carga para incentivar la compra de carros eléctricos.
“Queremos demostrar la importancia de esa decisión a través de la encuesta”, afirma.
Un instrumento para políticas públicas más eficaces
La encuesta busca levantar datos, pero también será una herramienta de incidencia en política pública.
ACOMOVES quiere que el conocimiento generado alimente futuras estrategias de comunicación, campañas de sensibilización y, sobre todo, incentivar medidas de gobierno que respondan a las verdaderas preocupaciones del usuario.
“La percepción es clave. Creemos que los resultados arrojarán que los usuarios no eligen un eléctrico porque creen que no encontrarán dónde cargarlo, entonces la prioridad debe ser invertir en infraestructura y comunicar mejor dónde sí hay cobertura”, detalla Martínez.
Asimismo, pone el foco en que es cuestión de educación y de desmitificar ya que, en el día a día, la gran mayoría de los usuarios carga su vehículo en su casa por la noche o en sus lugares de trabajo.
Esta estrategia se alinea con los últimos análisis del International Council on Clean Transportation (ICCT), que advierte que las políticas vigentes en Colombia aún no bastan para alcanzar las metas del Acuerdo de París.
Si bien existen leyes como la 1964 (que exige que toda la flota de buses urbanos sea cero emisiones para 2035) y compromisos internacionales para electrificar el 100% de las ventas de vehículos livianos para ese mismo año, todavía hay una “brecha regulatoria” que debe cerrarse con acciones concretas.
Es decir, “son necesarias más políticas públicas para viabilizar y lograr cumplir con esa meta de 600.000 vehículos eléctricos”.
Participación del sector privado y expansión futura
ACOMOVES está en conversaciones con concesionarios, importadores y empresas automotrices para que colaboren en la difusión del cuestionario. La intención es que la encuesta llegue no solo a usuarios convencidos, sino también a quienes aún evalúan la transición hacia tecnologías limpias.
“Es una encuesta sencilla, objetiva, que estamos promoviendo incluso con apoyo de vendedores de vehículos. Queremos identificar por qué algunos optan por híbridos en lugar de eléctricos, o qué esperan del ecosistema de servicios asociados a estos vehículos”, indica Martínez Ruiz.
El plan es publicar los resultados en foros abiertos, webinars y encuentros sectoriales, y seguir profundizando en segmentos clave: “Ya nos preguntaron por motocicletas. Las dejaremos para una segunda etapa, junto con encuestas específicas sobre transporte público y camiones eléctricos”.
ACOMOVES: asociación joven con mirada estratégica
Fundada recientemente, ACOMOVES se define como una plataforma para acelerar la transición hacia la movilidad de cero emisiones en Colombia. “Estamos en construcción: buscamos alianzas con gobiernos, empresas, universidades y organizaciones internacionales”, destaca su presidente.
El rol de la asociación es doble: por un lado, articular a los diferentes actores del ecosistema; por el otro, consolidarse como fuente confiable de datos y análisis.
“El interés existe, pero falta información y conexión. Nuestro trabajo es cerrar esa brecha”, sostiene Martínez Ruiz.
Vale destacar también, que la entidad tiene una visión de multimodalidad en el transporte dado que considera que “la movilidad sostenible va más allá de un ascenso tecnológico, sino que es la oportunidad de mejorar la calidad del servicio de transporte”.
No por casualidad Colombia lidera en transporte público sostenible, con Bogotá posicionada como la segunda ciudad latinoamericana en cantidad de buses eléctricos —1.485 unidades—, el desarrollo en vehículos particulares sigue siendo limitado: apenas 12.000 unidades sobre un parque automotor de seis millones.