La Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (ACARA) marca un punto de partida para el futuro de la movilidad eléctrica en el país.
En diálogo con su presidente, Sebastián Beato, se exploran las ideas centrales de un proyecto que busca instalar cargadores en concesionarias, estaciones de servicio y centros comerciales.
Para el ejecutivo, es evidente que Argentina carece de la infraestructura necesaria, y en este contexto, el sector privado deberá liderar el desarrollo de redes de carga para vehículos eléctricos.
“En Argentina, la infraestructura para autos eléctricos es casi inexistente, por eso, hemos propuesto a todas las jurisdicciones que habiliten cargadores en distintos puntos”, comenta Beato.
La meta de ACARA es grande, pero según su presidente, viable. Las estaciones de servicio de YPF, las concesionarias y hasta los shoppings son algunos de los escenarios propuestos para hacer más accesible la recarga de vehículos eléctricos, un paso indispensable si el país quiere reducir su dependencia de los autos a combustión.
Aun así, las complicaciones no se limitan solo a la infraestructura: otros desafíos como el alto precio de los vehículos eléctricos y la falta de previsibilidad en la reventa también entran en el debate.
El costo de un futuro eléctrico
Beato señala que el precio sigue siendo un obstáculo importante. En un país donde un auto eléctrico inicial puede superar los 30 millones de pesos, mientras que un modelo básico de combustión interna ronda los 20 millones, la diferencia de costo desalienta a la mayoría de los compradores.
“Hoy, adquirir un auto eléctrico en Argentina es un lujo. La mayoría de los usuarios ven este tipo de vehículos como un tercer auto, algo que genera temor en términos de inversión”, sostiene el experto, quien ve en los híbridos una alternativa posible.
Si bien existen propuestas para reducir los costos, los beneficios fiscales y tasas especiales todavía se encuentran en negociación.
ACARA trabajó en un proyecto para eximir a los autos eléctricos del pago de peajes, una medida que permitió aliviar la carga económica de estos vehículos.
También, se encuentran en conversación con jurisdicciones para motivar la compra de ese auto solicitando que no pague impuestos. Por ejemplo, que no tenga cargo en la tasa de utilización y que no pague patente.
Sin embargo, Beato insiste en que se necesitan incentivos más sólidos y efectivos, especialmente en financiamiento, para facilitar el acceso de los consumidores.
ACARA plantea dudas sobre el valor de reventa y vida útil de las baterías
Otro aspecto que genera incertidumbre en los potenciales compradores es la depreciación de los vehículos eléctricos, particularmente en relación con la vida útil de las baterías.
En este punto, el especialista cuestiona: “¿Qué pasa cuando una batería alcanza su desgaste tras ocho años? ¿Cuánto valdrá el auto entonces?”.
Además, explica que la falta de información sobre los costos de reemplazo de baterías y el impacto en el valor de reventa impide que muchos usuarios den el salto hacia la electromovilidad.
La posibilidad de enfrentar un gasto elevado en el futuro es un factor de peso para los consumidores argentinos, que aún prefieren el híbrido como una opción intermedia.
Cabe mencionar que la asociación calcula cerrar el año con aproximadamente 11.000 autos electrificados vendidos, de los cuales el 90% serían híbridos.
Rol del Estado y el transporte público como ejemplo de sostenibilidad
Aunque el sector privado está avanzando en infraestructura, Beato considera que el Estado debería asumir un rol más protagónico, especialmente en el ámbito del transporte público.
Para ACARA, uno de los primeros pasos que el Estado tendría que hacer es que el transporte público sea eléctrico.
“Cada municipio debería contar con una central de carga para colectivos urbanos. Transformar el transporte público en un servicio eléctrico y ecológico sería una excelente iniciativa estatal”, propone.
Importación versus industria nacional
Por otro lado, Beato plantea una contradicción que se convierte en un dilema para la industria: la mayoría de los vehículos eléctricos en Argentina son importados, una realidad que genera cuestionamientos sobre el apoyo a la producción local.
De esta manera, el presidente de ACARA reflexiona: “Estamos incentivando una tecnología que no es nuestra. ¿Por qué no promovemos la industria nacional en lugar de apostar por importaciones?”.
La discusión se amplía al considerar si el país debería concentrarse en el desarrollo de tecnologías que aprovechen los recursos energéticos nacionales, como el gas y el petróleo, antes de seguir un camino que otros mercados ya están recorriendo.
Pero, por el momento, el mercado argentino “debe estar preparado para convivir con diferentes tipos de movilidad: híbrida, eléctrica, biodiesel y combustión”.